Máximo es el general de los ejércitos del norte nacido en Augusta Emerita (la actual Mérida, Badajoz, España) y comandante de las legiones romanas en Germania, en su lucha contra los bárbaros, además de amigo personal del emperador Marco Aurelio. Es traicionado por el ambicioso hijo del emperador, Cómodo, quien asesina a su propio padre y toma el poder. Capturado y esclavizado en Hispania, junto a su finca, Maximus se convierte en gladiador y llega a desafiar al mismo emperador en el Coliseo.En ese estado es encontrado por comerciantes de esclavos, quienes lo capturan y lo llevan a Zucchabar, una árida ciudad en África del norte. En ese lugar es adquirido por Próximo (Oliver Reed), quien dirige una escuela de gladiadores. Desmoralizado por la muerte de su familia y la traición de Cómodo a su amigo el emperador Marco Aurelio, Máximo se niega a luchar en los entrenamientos, hasta su primera pelea, cuando no tiene otra opción que luchar o morir. Dado que él, como militar romano tiene un entrenamiento de combate formidable, destaca entre las filas de esclavos y se convierte en un gladiador popular.
Aquí conoce a otros esclavos: Juba (Djimon Hounsou) quien era un cazador (según dice él, pero el tratante de esclavos dice que lo compró en una mina de sal) de Numidia, y Hagen (Ralf Möller), de los pueblos bárbaros de Germania. Juba se convierte en su amigo y compañero de equipo, permitiéndose con él sostener conversaciones acerca de la vida y la muerte, y de la manera en que Máximo se reencontraría con su familia en el más allá.
Entretanto, en Roma, Cómodo ha sido coronado emperador, y para ganar el favor del pueblo inaugura varios meses de juegos en el Coliseo, lo que incluye reabrir las peleas de gladiadores que habían sido canceladas por su padre, bajo el pretexto de rendirle homenaje. Próximo emprende un viaje a Roma con sus gladiadores, en busca de oportunidades. Contra todas las probabilidades, Máximo conduce a su equipo a la victoria utilizando tácticas militares en la arena, ante el asombro y la aprobación de la muchedumbre. Impresionado, Cómodo desciende en la arena para conocer a los luchadores, y al ordenar al gladiador que revele su rostro, éste se vuelve, descubriendo su rostro y diciendo: Me llamo Máximo Décimo Meridio, Comandante de los Ejércitos del Norte, General de las Legiones Félix, leal servidor del auténtico emperador Marco Aurelio, padre de un hijo asesinado, marido de una mujer asesinada, y alcanzaré mi venganza en esta vida o en la otra. Cuando la muchedumbre del Coliseo aclama a Máximo, Cómodo no se atreve a desafiarla mandando ejecutar a Máximo, y se retira temporalmente del Coliseo.
En los días siguientes de los juegos, Cómodo trata de matar a Máximo, desequilibrando las probabilidades contra él, enfrentándolo con el mejor gladiador de Roma, Tigris de Galia, en una arena rodeada por tigres encadenados. Después de una intensa batalla, Máximo derrota a Tigris y espera la decisión de Cómodo para terminar con la vida del derrotado, o perdonarle la vida. Cuando Cómodo vota por la muerte de Tigris, Máximo arroja su arma y se retira del ruedo, recibiendo del público el grito de ¡Máximo, Máximo el compasivo! y fomentando la frustración de Cómodo por no poder matar o humillar a Máximo, cuyo renombre crece mientras el suyo se contrae.
Después de la lucha, Máximo se encuentra con Cicerón (Tommy Flanagan), su asistente personal en el ejército, quien le revela que su antigua Legión le sigue siendo leal. Por esos momentos, Máximo es invitado por Lucila (Connie Nielsen), hermana de Cómodo e hija de Marco Aurelio, a participar en una conspiración con el senador Graco (Derek Jacobi) para derrocar a Cómodo por la fuerza, apoyados por el ejército que le es fiel a Máximo.
Cómodo, sin embargo, sospecha de su hermana y la amenaza con matar a su pequeño hijo Lucio si no le confiesa la conspiración. Inmediatamente, manda a los pretorianos a aprehender al senador Graco y a Máximo, pero este último es ayudado a escapar por Próximo y por sus compañeros gladiadores, que entablan una lucha contra la guardia pretoriana. Como resultado de este enfrentamiento, Próximo y Hagen mueren mientras que Juba y los supervivientes son encarcelados. Máximo huye por túneles y logra llegar a los muros exteriores de la ciudad donde lo espera Cicerón, pero es una emboscada. Cicerón es asesinado y Máximo capturado.
Concluyendo que las leyendas surgidas en el Coliseo deben morir en el Coliseo, Cómodo desafía a Máximo a un duelo delante de un público que ruge de emoción. Cómodo, sabiendo que él es inferior en capacidad de lucha, hiere a Máximo a traición, perforándole el pulmón con un puñal momentos antes de entrar en la arena, y hace que Quinto cubra la herida con la armadura de Máximo. Los dos enemigos luchan, hasta que, Máximo logra que la espada vuele de las manos de Cómodo. Cómodo, desarmado, solicita la espada a Quinto (Tomas Arana), el capitán de la guardia, y él no le obedece, entonces se gira y pide una espada a los demás pretorianos, pero Quinto, ordena que las guarden, En esta situación Cómodo, saca su puñal, que llevaba oculto en el protector del antebrazo de su armadura, y ataca al agonizante Máximo, que siguiendo su código de honor, había arrojado la espada. Sin embargo, Máximo logra sujetar el brazo de Cómodo y con su mismo puñal le arrebata la vida, haciendo que se la clave en el cuello mientras forcejean. Cómodo se derrumba y cae sobre la arena, el Coliseo guarda silencio.
Mientras tanto Máximo, desangrándose por la traicionera herida que Cómodo le había causado, ve en su agonía a su esposa e hijo que lo esperan en medio de campos dorados de trigo. Él trata de alcanzarlos, pero es traído de nuevo a la realidad por el llamado de Quinto. Máximo da sus últimas órdenes acerca de lo que debe hacerse a continuación, y pide que sean liberados sus compañeros gladiadores, así como el senador Graco, quien debe ser reinstalado en su puesto, para que convierta a Roma en una república, por decisión del Senado. Después de dar las instrucciones para cumplir con los deseos del asesinado Marco Aurelio, Máximo se derrumba y Lucila acude a su ayuda.
Máximo la tranquiliza, diciéndole que ahora su hijo estará a salvo tras la muerte de Cómodo, y finalmente muere. Lucila ordena que se rinda a Máximo los honores propios de un general romano, y su cuerpo es llevado en hombros fuera del Coliseo por los gladiadores y el senador, mientras los pretorianos hacen vallas de honor a ambos lados y dejan abandonado el cuerpo de Cómodo. Al anochecer, Juba, ahora liberado, entierra en la arena del Coliseo las dos pequeñas figurillas con las que Máximo representaba a su esposa e hijo cuando rezaba por ellos, y parafraseando una conversación que tuvo con Máximo hacía mucho tiempo en Zuchabar, dice "Volveremos a vernos. Pero aún no... aún no".
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