Venía precedido de un clamoroso éxito por toda Europa y, afortudamente, ha caído en mis manos en vacaciones, cuando uno puede concederse horas extras de lectura a cambio de alguna siesta o de interminable tertulia.
Se trata de una novela ligera, de argumento sencillo y lineal pero tratado con tanta exquisitez, con tal cariño y mimo de detalles, de humor, de ternura hacia sus personajes que parecería estamos viviendo una historia de dulce merengue y que el peso de sus 680 páginas sólo tienen como objetivo que e puro ligero el libro no se nos escape de las manos como un globo.
Alessandro es rico, tiene talento, y tiene 37 años. Niki, sólo tiene 17 años, estaba acabando su bachillerato e irrumpe de manera violenta en la vida de Alessandro. Su ciclomotor choca contra el mercedes que Alex acaba de comprar para consolarse por el abandono de su novia Elena. El choque tiene consecuencias insospechadas para ambos. Pese a la edad, pese a las convenciones, pese a las diferencias de mentalidad, esta pareja disparatada se enamora y tratan de vivir ese amor con ojos nuevos, con el corazón abierto, sin prejuicios, sin preguntas.
En contraposición compartimos la vida de sus amigos. Por una parte las amigos de ella, su pandilla del instituto, Las Olas: bellas, desenfadadas, que no se cortan a la hora de hablar o de practicar el sexo, pero que saben lo que quieren, que mantienen sus esbeltas figuras a base de deporte, que estudian y que sueñan. Por otra pare los amigos de Alessandro, a punto de llegar a la cuarentena, con un matrimonio llevado a rastras como se lleva una condena, que engañan a sus mujeres o sueñan con hacerlo, que se reúnen para comer, y que en sus escapadas extramatrimoniales se cubren unos a otros más por instinto de supervivencia que por verdadera amistad.
Quizá hayan sido necesarios los marcados contrastes entre ambas generaciones para entender mejor la profundidad con la que Moccia reinclina sobre sus personajes y pone en sus labios las verdades del barquero. Aquellas que de pura obviedad acabamos no viendo: que amar es sentirse ligeros y libres. Es saber que no pretendes apropiarte del corazón del otro, que no es tuyo, que no te toca por contrato. Debes merecerlo cada día.
Que duda cabe que con tanta diferencia de edad, los riesgos de que ese amor acabe ahogándolos es alto. Pero también es cierto que el amor más hermoso es un cálculo equivocado, una excepción que confirma la regla, aquello para lo que siempre habías utilizado la palabra “nunca”.
Por eso me ha gustado leer esta novela que aunque romántica en su planteamiento es enormemente realista por todas las circunstancias ambientales en las que está inmersa, tanto que la novela se ha convertido colateralmente en una guía de Roma para iniciados, donde se indican las mejores pizzerías o los mejores puestos de helados. Italia gastronómica,
Me ha gustado sobre todo porque como decía Roberto Gervaso “La vida es una aventura cuyo inicio deciden otros y cuyo fin no deseamos, con un montón de intermedios elegidos al azar por el azar.” ¿Y entonces por qué nos preocupamos tanto? A fin de cuentas el amor no es sabiduría, es locura…
Para aquellos a los que le de pereza leer el libro, pueden alquilar también la película. Esta bastante bien, bastante divertida y entretenida.
Se trata de una novela ligera, de argumento sencillo y lineal pero tratado con tanta exquisitez, con tal cariño y mimo de detalles, de humor, de ternura hacia sus personajes que parecería estamos viviendo una historia de dulce merengue y que el peso de sus 680 páginas sólo tienen como objetivo que e puro ligero el libro no se nos escape de las manos como un globo.
Alessandro es rico, tiene talento, y tiene 37 años. Niki, sólo tiene 17 años, estaba acabando su bachillerato e irrumpe de manera violenta en la vida de Alessandro. Su ciclomotor choca contra el mercedes que Alex acaba de comprar para consolarse por el abandono de su novia Elena. El choque tiene consecuencias insospechadas para ambos. Pese a la edad, pese a las convenciones, pese a las diferencias de mentalidad, esta pareja disparatada se enamora y tratan de vivir ese amor con ojos nuevos, con el corazón abierto, sin prejuicios, sin preguntas.
En contraposición compartimos la vida de sus amigos. Por una parte las amigos de ella, su pandilla del instituto, Las Olas: bellas, desenfadadas, que no se cortan a la hora de hablar o de practicar el sexo, pero que saben lo que quieren, que mantienen sus esbeltas figuras a base de deporte, que estudian y que sueñan. Por otra pare los amigos de Alessandro, a punto de llegar a la cuarentena, con un matrimonio llevado a rastras como se lleva una condena, que engañan a sus mujeres o sueñan con hacerlo, que se reúnen para comer, y que en sus escapadas extramatrimoniales se cubren unos a otros más por instinto de supervivencia que por verdadera amistad.
Quizá hayan sido necesarios los marcados contrastes entre ambas generaciones para entender mejor la profundidad con la que Moccia reinclina sobre sus personajes y pone en sus labios las verdades del barquero. Aquellas que de pura obviedad acabamos no viendo: que amar es sentirse ligeros y libres. Es saber que no pretendes apropiarte del corazón del otro, que no es tuyo, que no te toca por contrato. Debes merecerlo cada día.
Que duda cabe que con tanta diferencia de edad, los riesgos de que ese amor acabe ahogándolos es alto. Pero también es cierto que el amor más hermoso es un cálculo equivocado, una excepción que confirma la regla, aquello para lo que siempre habías utilizado la palabra “nunca”.
Por eso me ha gustado leer esta novela que aunque romántica en su planteamiento es enormemente realista por todas las circunstancias ambientales en las que está inmersa, tanto que la novela se ha convertido colateralmente en una guía de Roma para iniciados, donde se indican las mejores pizzerías o los mejores puestos de helados. Italia gastronómica,
Me ha gustado sobre todo porque como decía Roberto Gervaso “La vida es una aventura cuyo inicio deciden otros y cuyo fin no deseamos, con un montón de intermedios elegidos al azar por el azar.” ¿Y entonces por qué nos preocupamos tanto? A fin de cuentas el amor no es sabiduría, es locura…
Para aquellos a los que le de pereza leer el libro, pueden alquilar también la película. Esta bastante bien, bastante divertida y entretenida.
También esta la continuación de este libro, "Perdona pero quiero casarme contigo", en la cual los protagonistas se comprometen. En este caso, la película, la cual ha salido este año, deja mucho que desear respecto del libro. Se hace pesada, previsible y aburrida.
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